"Según una hipótesis de Leroi–Gourhan, fue cuando logró liberar sus extremidades anteriores de la marcha y, por tanto, su boca de las funciones predatorias, cuando el hombre pudo hablar. Yo añado: y besar. Pues el aparato fonatorio es también el aparato oscular. Al pasar a la estación erecta, el hombre se halló libre para inventar el lenguaje y el amor: es tal vez el nacimiento antropológico de una doble perversión concomitante: la palabra y el beso. Según esto, mientras más libres fueron los hombres (respecto a su boca), más hablaron y besaron; y, lógicamente, cuando mediante el progreso los hombres se deshagan de toda tarea manual, no harán otra cosa que discurrir y besarse.
Imaginemos para esta doble función, localizada en un mismo sitio, una transgresión única nacida de un uso simultáneo de la palabra y del beso: hablar besando, besar hablando. Hay que creer que esta voluptuosidad existe, ya que los amantes no dejan de "beber las palabras en los labios amados". Lo que saborean entonces, en la lucha amorosa, es el juego del sentido que se abre y se interrumpe: la función que se turba: en una palabra: el cuerpo farfullado."
(R.B)
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A las 5.36 había terminado el programa; ya estaba lista para una próxima postergación.
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